Servicio planetario 777 nodo del corazón esmeralda

   En esta ocasión vamos a comentar aquí algunos puntos interesantes de este servicio durante el portal siriano del 777. Pero antes vamos a hacer un repaso de ciertos conceptos importantes.

  El portal siriano, la conjunción con Sirio, sucede una vez al año. Suele ser un momento en el que existe un impulso energético para un salto evolutivo y se recibirá según la apertura y caída de velos tanto del planeta como de cada ser. Y en esta ocasión se multiplicaba por tres la energía de luz de impulso.

   Se recuerda que estamos en un año siete, y como estamos en momento dhármico, según Kryon, es la frecuencia del regreso al corazón, al hogar, a mirar desde los ojos del niño puro estelar. Es momento de la integración. Y esto multiplicado por tres, esa trinidad, esa llama trina de la unidad divina interna.

  Y es esta energía la que ayuda a abrir -ya lo sostenían nodos y seres en el planeta para que nunca desapareciera- la frecuencia esmeralda, de potenciarla para que llegue otra capa más de Gaia y nuestra. Y todos estos servicios planetarios, y especialmente el del dos de julio, preparaban para que hubiera la mayor apertura posible a fin de que cada cual y Gaia recibiéramos más partes de nuestro propio ser.

    Me habían recordado hace unos años la importancia de esta fecha (la recuerdo desde niña, como otras). Lo volvieron a mostrar hace un año y con más insistencia hace unos meses. Ya el verano pasado me enseñaron dónde debía estar enfocada: en este nodo al que ya me había llevado Posidón; pero para ello era importante hacer una preparación y un sostén intenso durante ese periodo. Así que estuve en más preparación y me señalaron que desde mayo comenzaba la cuenta atrás y que había que intensificar los servicios -comenzando por ser en presencia, encarnar el propio ser y dones- que preparaban para este momento, el cual abre otro bloque de este año siete. Un enorme inicio de salto y una recepción de una propia frecuencia.

    El servicio se dividió el siete (me voy a saltar toda la preparación de la membrana que sostiene) en cuatro bloques: las sombras se mueven, sintonización del grupo y el lugar, ingeniería avatárica y el servicio propiamente dicho del portal siriano del 777 con la reactivación del corazón esmeralda planetario.

Movimiento energético previo: las sombras se revuelven.

    Suele suceder que cuando se va a hacer un servicio planetario o un trabajo de evolución propia (al fin y al cabo son lo mismo) las sombras vinculadas se revuelven, por eso es importante mantenerse en eje. La diferencia es que al hacer trabajo planetario se conecta con el egrégor o egrégores que taponan la zona y que están sostenidas por gran parte de la humanidad. Por la mañana me levanté con una sensación extraña (a otros miembros del grupo de trabajo les sucedió lo mismo). A las horas, decidí hacerme yo misma unos registros del inconsciente y una armonización. Y fue una liberación rápida.

Sintonización previa del grupo y el lugar. La energía y el tejido se preparan.

 

     Fue en ese momento cuando me indicaron que ya había que hacer una preparación antes del trabajo de las siete (hora española de la península). Y, junto numerosos seres de luz, Posidón nos dirigió (el grupo estaba trabajando ya desde sus almas) al lugar físico, una gran roca en una playa,  que conecta con agujero de gusano al nodo, custodiado por unos tritones. Accedimos tras el permiso del guardián y del océano que toca ese lugar... mmmm, que no se me permite mencionar todavía. Estábamos en círculo alrededor de ese poro. La membrana que nos resguardaba para poder recibir la energía del portal y anclarla sin tener más ocupación estaba lista y fuerte. Muchas hermandades colaborando. Hay que mencionar que es un lugar muy custodiado y que no permiten entrar a cualquiera, el día anterior pregunté varias veces si seguro tenía que conducir el grupo allí. Guardan el lugar celosamente por la importancia de este nodo y porque la humanidad no siempre se ha comportado en hermandad y porque es un lugar que se desea bloquear a fin de evitar la evolución. De modo que todavía es importante resguardarlo. Han sucedido muchas luchas no registradas por la historia. Pero las hermandades poco a poco van volviendo y ciertos seres humanos sostenemos esto para el futuro.

      Desde la roca nos teletrasportamos en círculo para colocarnos alrededor del mencionado nodo corazón. Lo que veo, principalmente, es que suspendido sobre es poro hay un enorme cristal de dos puntas, una hacia arriba y otro hacia abajo.

    Ahí sentadas, en parte éramos canales para que nos llegara la información de este portal y nuestra propia luz. Íbamos anclándola al fondo marino y a la vez emanando desde nuestros corazones al cristal para que éste fuera creciendo y potenciando. Entraba por nosotras la energía del portal, nos activaba nuestras propias partes del ser y desde nuestro corazón transmitíamos cada miembro desde su propia frecuencia y parte del puzzle.

    En un momento dado, me  guiaron para ponerme en el centro, en ese cristal (una parte de mí, otra estaba sentada en el círculo) con uno de mis avatares enorme y con el báculo. Parecía la antena de Tesla, que es como me apoda una de las compañeras, porque emanaba una especie de energía eléctrica potenciadora para que recibiera el cristal del nodo y el cristal del corazón de cada miembro del grupo. Así que era canal de toda la energía que bajaba (que era mucha) y transmitía al cristal en potencia, apoyándolo, a todo el círculo. En este momento, llegaban más seres del océano. Seguíamos rodeados por muchos seres: cetáceos, ballenas, dragones custodiando e impulsando en lo telúrico pero también en pareja sagrada… Y se ha encendido el cristal y ha empezado a transmitir esa energía, frecuencia y códigos a las piedras megalíticas, empezando su recorrido por Europa, aunque luego iba saltando a otros lugares. Iban encendiéndose holográficamente líneas a otros lugares, pero el trabajo de ese poro comenzaba en un recordatorio de las tierras europeas para poder bombear la frecuencia a todo, absolutamente, todo el planeta. El color de las frecuencias eran azul, azul siriano, muy semejante a la frecuencia de Merlín, azul zafiro, y, especialmente, verde esmeralda, también con el apoyo de la frecuencia coral y diamantina.

   Seguía siendo transmisora, antena, emanando códigos que me habían instalado hacía unas noches. Me avisaron que tenía que instalar una clave de pareja sagrada iniciada que hace años me transmitió Shiva. Y a la vez emanaba las demás claves o símbolos de todo ese código transmitido por Shiva y Parvati.

   Había muchísimos seres oceánicos, etéricos de la naturaleza (yo hacía de portal para las comunidades élficas, con las que estoy hermanada) y de otros planos en conciencia de luz. El propio océano nos acariciaba.

   Me han avisado que, ya habiendo preparado todo, en el servicio conjunto  les fuera indicando a cada miembro que se colocaran en el cristal para que a cada cual les llegara lo que tuviera que llegar, más potente porque es un punto de conexión con Sirio, de ahí esos tonos azulados y el juego de los cetáceos, y con el corazón esmeralda.

   Las aguas del océano cargaban en sí los códigos y frecuencia e iba moviéndose para acariciar las costas y los acantilados (especialmente los irlandeses) a fin de que la información fuera adentrándose por la tierra y moviéndose y encendiendo los territorios, recordando su propia esencia, liberando tantos y tantos registros… Las zonas recuerdan estas <<nuevas>> frecuencias y van a ir expandiéndose desde ahí en colaboración con las hermandades etéricas de la naturaleza, para lo que se necesita un tiempo.

   Entonces, ha habido una especie de explosión, de aumento de la estrella de cada una (yo seguía con el cristal). Parecía que se había cargado más de energía y expandiera con más fuerza y luz. Y aunque estábamos en el círculo, nuestros niños estelares han salido a jugar, cargando el lugar con luz de alegría, júbilo y gozo.

   Al terminar la labor, Posidón nos ha devuelto a la roca y desde ahí a cada uno a su lugar de anclaje y hemos cerrado. Estábamos preparando la energía.

    Había terminado esta previa sintonización hacia las cuatro y cinco de la tarde y necesitaba tomar un descanso antes  de comenzar.

Ingeniería avatárica en el nodo.

   Sentí que debía volver a ducharme para prepararme y cuando iba a hacerlo, como a las seis, me indicaron que había de hacer ingeniería avatárica en el lugar -con lo que habíamos preparado y con el trabajo de otros grupos se había abierto esta posibilidad. Pero antes había de hacerse ritual. Toda la preparación de la ducha fue para trasladarme a un lugar de iniciación, un lago con cascada -que reconozco bien- en la que las sacerdotisas  me acompañaban en la purificación solemne. Me puse mi  traje ritual, pero encima, como si prepararan a una suma sacerdotisa, me pusieron mi traje etérico -que se me devolvió hace no mucho- justo de sacerdotisa, con muchos de los dones reunidos en diversas vidas y de mi propio diseño original.

  Me senté en el lugar que tengo preparado y sacralizado para estos trabajos y las sanaciones. Cuando voy a hacer trabajo de ingeniería, en este caso avatárica (aunque me doy cuenta que la mezclo con otra sabiduría), suele presentarse un dibujo que representa al ser, ya sea humano o no, donde se van encendiendo las partes y registros a armonizar. Ya se me había estado mostrando el lugar como una pareja. De hecho, lo primero de la imagen que había visto era que estaban cogidos de 

la mano. Aunque había registros de separación y esa ilusión de incomprensión del uno y el otro, realmente la pareja sagrada siempre guarda una conexión, consciente o no. Cuando empecé a dibujarlos y verlos más claros -ya en el dibujo se va haciendo anclaje y liberación , así en el trabajo de Tucumán, se iba instalando el avatar de frecuencia esmeralda del que estaba desconectado y que estaban sosteniendo otros lugares del planeta- me di cuenta de que eran representación de dos razas diferentes. 

    Sin embargo, primero voy a recordar que este trabajo se estaba haciendo y representaba el chakra corazón (el epicentro, que no está ubicado exactamente donde suele indicarse, aunque sí influye ahí) con la pareja sagrada. Se me mostraban (ya los había visto en otros viajes en los que Posidón me había llevado allí)  los registros que, especialmente, la humanidad ha instalado ahí a lo largo del tiempo, ese nodo del corazón esmeralda de divina unión. Registros que estaban atorando gran parte de ese nodo que nutre al planeta completo. Y corazón que no podía bombear sanamente, con toda su fuerza. Hacía mucho tiempo que se me había indicado que era la encargada de ir ahí con un círculo si todo se iba dando, si se podía ir sosteniendo en la humanidad. No somos tantos, pero ya somos muchos más que en otros tiempos sosteniendo la luz y colaborando con hermandades planetarias de otros planos. Y la intensidad de los servicios planetarios se estaban dando justamente para esta ocasión y abrir otro gran bloque de evolución. Sí, gran parte de la humanidad todavía está bastante desconectada, pero una parte de la red está encarnando y aceptando su propio poder, integrando sus dones de vidas, recuperando su diseño original y cada vez lo ancla más fuertemente en la tierra como un pilar, un tótem, un hermoso faro de luz. Y esos que antes creían que estaban solos, van conectando con otros en todo el planeta para anclar fuertemente esta red de luz. Se está proporcionando caminos hacia la luz para todos en la red y eso, junto a la inestimable ayuda de tantos seres y la propia Gaia, posibilita hoy esto. Hemos trabajado y sembrado en muchas vidas para este momento. Los que nos encontramos y recordamos nos emocionamos. Caminamos hacia la unidad, aunque estemos solamente en el inicio de la transición, se están asentando los cimientos y la semilla está abriéndose y empezándose a hacer hueco hacia la superficie.

   Como este nodo  chakra corazón esmeralda de unidad y de pareja sagrada tenía muchos registros que lo atoraban pero es poderoso, me indicaron que volviera a instalar una clave que en su momento me entregaron Shiva y Parvati para parejas sagradas iniciadas.

  Estaba dibujando las figuras y cada vez se me presentaban más claramente junto a los registros que atoraban. Representados en dos razas diferentes: el masculino muy semejante a los elfos; el femenino, parecido a las sirenas (no a las que se suelen mostrar en cuentos de hadas o en películas, sino como son: sin cabello, con una especie de cresta, branquias y piel entre escamosa y viscosa de bellos colores mezclados dependiendo de la civilización). Aquí ya se me dio más información, pues el trabajo hacia la unidad no solamente era de la pareja sagrada interna,  sino también de las razas y de recuerdos de otras épocas y caídas de conciencia.

    Los gestos ya me iban aportando información emocional atorada ahí del masculino y del femenino. Algo vi claramente fue el dolor general del masculino, tanto interno como los hombres, que no ha podido ser lo que realmente son, un guardián, un pilar. Y no lo ha podido hacer porque en un momento dado el femenino dejó de magnetizar desde la luz. Recordemos que todos tenemos una energía masculina y otra femenina. Cuando cada una está en su frecuencia armónica, pueden danzar juntos. No son iguales, cada uno tiene su papel y, al ser, trabajan juntos.

   Vamos a empezar por los registros del masculino (muchos vinculados con Atlántida), colocado en su posición, la derecha, el dar, la frecuencia eléctrica.  No voy a presentarlos en orden. En las canalizaciones pasan tantas cosas que no suelo acordarme de mucho, pero en algunas técnicas de ingeniería puedo escribir parte.

    La representación del masculino aparecía con los ojos cerrados, pues se había cegado por el poder (por el abuso de poder, por la imposición). La mandíbula, fuerte, no había empleado el verbo para crear luz, sino que, y esto se relaciona también con la garganta y con registro compartido con el femenino, se había hecho mal uso de la voz: manipulación, mentira y creación de hechizo y dolor. Presenta mandíbula apretada por el dolor, la ira, el enfado, la separación…incomprensión. La garganta, como en el femenino, se mostraba el cierre a la presencia de la esencia. Ni el masculino ni el femenino está en la Tierra desde su esencia. Recordemos que todos, hombres y mujeres, presentamos las dos energías y hemos de fijarnos si conectamos con la frecuencia de cada una y se unen en danza armónica y, por tanto, anclamos nuestro masculino, si hemos decidido nacer hombres, o nuestro femenino, si hemos decidido nacer mujeres, porque sí, esto lo decidimos antes para nuestra propia misión. Es decir, si integro en mí la pareja sagrada, podré anclar mi parte que encarno. También aparecían registros en zona del hombro derecho, mostrando las cargas y dolor por peso, aunque también por la desconexión con el corazón. Esto es interesante, porque al masculino se le  han impuesto una serie de cargar y desde hace un tiempo se nos viene avisando de que el femenino ha de empezar a actuar desde su frecuencia en esencia: la ternura. El masculino interno y el hombre precisan que el femenino sea lo que es y lo acaricie desde el alma, de corazón a corazón. Y todo esto nos lleva a la mano mediante el brazo (pactos oscuros). Ésta está apretada, pues se ha cerrado al dar o da desde la desconexión y lo inarmónico. También, como el femenino, el corazón está taponado por sombras. Ambos han creído estar desconectados o no permiten conectarse al bombeo de la Fuente. A esto se suman registros en sombra en la zona del plexo de ambos, pues no hay aceptación de la propia esencia (así que el otro tampoco podrá aceptarla), estrella y poder, del que se hace un mal uso para dominar al otro. El masculino presenta también registros tanto en sus genitales, por abuso de diverso tipo, como en cadera, por falta de sostén y anclaje, pues recordemos que no hay una conexión con su esencia, no permite anclarla a la Tierra, aunque es para lo que viene. Tanto el masculino como el femenino presentan la parte inferior difuminada pues representa la desconexión con la Tierra, con la unidad y con la dirección de anclar la propia esencia, pero a la vez hay un fuerte individualismo (desconfianza) y separación. Se resume en que ambos, tanto el masculino como el femenino (y recordemos que es el femenino quien muestra esto) se han olvidado del gozo del pulso vital. Lo femenino representa la conexión, si el femenino se desconecta, el masculino no puede conectar.

     Vamos a adentrarnos en los registros en sombra del femenino. Los que ya se han mencionado más arriba, por ser comunes con el masculino, vamos a obviarlos. Presenta registros en el corona y tercer ojo, causado por la desconexión, con la niebla mental -las nieblas de Avalon- de la Creación y da lugar a la amplificación del drama. Registros en el oído izquierdo, principalmente, que muestra la falta de autoescucha y de escucha a la Fuente (de lo que está encargada) y del masculino. Se ha desconectado, por lo que todo lo que magnetice lo hará desde la sombra y destrucción. En la articulación del codo se cierra este portal y se corta el circuito hacia el corazón, pues se hacen pactos con la oscuridad desde lo femenino y se desconecta de la recepción de amor y abundancia de la Madre Divina.

     Como ya hay una parte de los seres humanos que hemos levantado un porcentaje de esta sombra (aunque es preciso que cada uno siga trabajando en sí mismo, por muy difícil que parezca en una sociedad en la que se busca la huida de sí mismo y de la auto observación consciente y responsable) y gracias a todos estos servicios en los que muchos grupos e individuos hemos acudido al llamado de Gaia, se puede realizar esta tecnología que, explicado rápido, consiste en resintonizar con el ser original y reparar las fase quemadas para que el propio ser vaya encontrando el camino a su propia esencia. No voy a contar más de esta herramienta, pero sí que fue interesante el conjunto de  los seres que la zona pidió para potenciar: delfines (cetáceos en general) para conectar con la alegría, unidad y gozo; mención especial a las ballenas con su serenidad, paz y conexión con el tejido magnético de la energía esencial femenina por donde viaja el amor y abundancia; la sabiduría de la cobra, su conexión con la tierra y el cielo y movimiento kundalini junto a los dragones; el león con su conexión solar y aceptación del propio poder, de la esencia divina interna. También pidió las frecuencias coral por su ternura y armonía de pareja sagrada, azul zafiro y esmeralda, además de Pléyades y Sirio.

    Al terminar, me agradece/n tanto por escuchar el llamado como por el servicio. La frecuencia de la pareja sagrada se fortalece. Ya quedaban pocos minutos para el encuentro con el círculo y el trabajo propiamente dicho.

Servicio del portal siriano del 777 con la reactivación del corazón esmeralda planetario.

    Habíamos estado con música de hangpad haciendo el trabajo de preparación pero para ya el del círculo en conciencia no me permiten ponerlo, pues ya había hecho su labor la música y mi canto, que siempre teje.

Me tocó canalizar. Nos habían indicado que entraríamos en el círculo ya conectados, preparados y en ese momento iniciamos ya con la conexión con el lugar de la tierra que cada cual había seleccionado o lo había convocado para anclarse y potenciar.

 

  Me piden que esta parte la escriba en presente.

   Nos colocamos en una posición cómoda, preferiblemente sentados, con la espalda cómodamente alineada y erguida, pero relajada. La espalda está erguida, porque empezamos a anclarnos en nuestro eje. Sentimos ese lugar que hemos decidido y convocado para anclarnos, potenciar y recordarnos nuestra propia luz. Al respirar, sentimos nuestra propia energía. Estamos muy arropados en amor y desde aquí empezamos la convocatoria a las hermandades de luz. Preparamos nuestro campo de luz individual y grupal. Convocamos también minerales y árboles tótem para apoyarnos en conexión constante con el corazón de Gaia y de la Fuente. Se siente una gran fiesta.

 

  Cada cual se siente presente en su espacio y en el círculo. Posiblemente algunos nos desdoblemos y salgamos a jugar desde nuestros niños estelares. Nos acompañan para llevarnos a una plataforma, una roca en una playa de Gaia en la costa atlántica de Galicia. Ahí nos trasladamos todos como un círculo una única conciencia, sostenidos por la tierra, por el elemento tierra. Sentimos la brisa de la playa; el rumor de las olas del Atlántico; a los seres del océano dándonos la bienvenida; los gnomos de la arena, de la piedra; las hadas jugueteando alrededor; los elfos, que se encuentran en el bosque cercano, custodiando el fuego vital. Todo unido con moléculas minúsculas de éter, del amor que todo lo une. Se adelanta Poseidón, poderoso Poseidón. Hemos pedido al guardián de esa costa, de esa playa, permiso para podernos asentar ahí y emplear el portal guarecido en esta ubicación.

 

   Posteriormente, entrega a cada miembro un mensaje, un objeto, una palabra, una emoción de luz… y respiramos esa ofrenda entregada y la instalamos en nuestro corazón para expandirla por todo nuestro ser. Otros seres de luz nos acompañan para aumentar la vibración del grupo: los elfos cantan al ritmo del corazón de Gaia; los arcturianos y otros seres cantan en sus frecuencias para equiparar energía del grupo y poder trasladarnos. Sentimos unas ondas traspasar el cuerpo, aumentar la liberación individual y grupal. Nos abrimos a recibir. Confiamos, pues estamos sumamente acompañados, sostenidos en tanto amor… tanta hermandad… en tanto agradecimiento… Nuestro corazón se abre y se expande tanto en individual como el del grupo. Posidón golpea con la base de su tridente la roca, emana un canto acompañado de otros cantos como una enorme sinfonía armónica con colores que danzan y esta roca se abre. Es activa el portal.

 

    Estamos suspendidos en el aire y, siempre manteniendo el círculo, viajamos por un agujero de gusano, un túnel hermoso, dulce. Estamos acompañados y confiamos. Sabemos que podemos respirar bajo estas aguas. Nos encontramos en el fondo del agua, pero respiramos, porque es uno de nuestros antiguos dones y, además, estamos envueltos en una esfera dorada con otros colores tornasolados y códigos. En el centro, custodiando, unos tritones que presentan menos ferocidad, porque esperaban nuestra llegada. Custodian un poro de la Tierra, un nodo poderoso que está en preparación. Cada miembro y en grupo vamos a recibir este rayo energético del siete, siete, siete que se manda desde el Consejo siriano. A través de aceptar nuestra propia luz, nuestro corazón conectará con ese poro y emanará su propia luz. Cada miembro podrá ver algo diferente en el centro. Hay un poro en el suelo en el que brota agua de manantial, pero también se ve sellado por sombras de registros humanos. Encima, suspendido, un enorme Cristal Esmeralda de luz lánguida.

 

   Acuden a nuestra llegada numerosos seres además de los que ya nos acompañan. Son seres de las ciudades oceánicas que nos asisten en este trabajo, porque somos hermandad; aunque la humanidad todavía está en preparación, saben que pueden confiar en este círculo (ya me conocen) y que nosotros podemos confiar en ellos. Así generaremos esta hermandad entre seres de diferentes planos. Todos acudimos a la llamada de Gaia. Preparamos en luz, amor, en pureza, en humor, en juego, en gozo, en júbilo, en dulzura, en ternura, en unión dividida. Sentimos el anclaje de nuestro corazón al corazón de Gaia y al corazón de la Fuente. Todo el eje y la conexión con toda la Hermandad de todos los seres presentes, que son muchos. Confiamos. Nos ponemos en actitud de recibir lo que el rayo, el portal de luz, enviado por medio de Sirio, tiene para cada cual. Aquí vamos a pasar un rato para recibir.

 

<< Para vosotros humanos es un poco difícil recibir; pero ahí está el amor también, en recibir>>.

 

    Y aquí recibimos nuestros propios códigos, nuestra propia información, nuestra propia continuación de nuestro propio diseño… lo que podemos anclar aquí y ahora porque hemos hecho un gran trabajo (nos recuerdan) en todo este tiempo, para abrirnos a este momento. Vamos recibiendo cada uno ese rayo que nos traspasa y envuelve a la vez. Cuanto más abiertos en nuestro corazón más recibimos y más anclamos al corazón de Gaia y se va emanando a este poro, este nodo de luz. Con las palmas hacia arriba y el corazón abierto, recibimos, porque es el momento que esperábamos cuando en otras vidas plegamos el tiempo.

 

   Me hacen cantar para resintonizar cada molécula y recibir, abrir, romper cristalizaciones. También la transmisión que idiomas estelares para ablandar las corazas y recibir las propias partes del ser original. De ese modo voy pasando a transmitir diferentes seres, como Kryon. Cantos de diferentes frecuencias de amor, entre ellas las abuelas nebulosas y la ternura de Casiopea, una dulzura que hace reblandecer los armazones y poder recibir. A la vez, se van anclando esas energías y pasando al cristal. Yo sigo en el nodo, en ese cristal, acompañándolo a recibir, anclar y a transmitir. Se van liberando densidades, pero las energías de júbilo de nuestros niños, de los cetáceos y otros seres, y de la elevada frecuencia en general, ayudan a difuminar y se van liberando nuestros propios perfiles en sombras y del lugar. La energía de luz va moviéndose constantemente; nuestro corazón, conectado a la Fuente y a Gaia, emana por el cuerpo, bombea la luz y recuerda a las células a reconocerla y replicarla.

 

   El cuerpo se va acomodando esa luz, que reconoce. Desde el corazón, bombeamos a Gaia y al centro del círculo, al poro custodiado por estos tritones.

 

  Cuando ya está preparado todo, y cada cual ha estado recibiendo, se da paso a que los demás miembros vayan yendo al poro a recibir y anclar su parte. En algunas ocasiones, yo estoy acompañando a la persona y en otras me aparto un poco (los tritones me pidieron que estuviera también ejerciendo de guardiana de la energía). El círculo sigue sosteniendo mientras los niños estelares siguen jugando, las sacerdotisas danzando… Cada cual va recibiendo parte de sí mismo, la energía de luz de amor, de pureza, de juego… de jolgorio, de gozo, de la unión divina. Recibimos, lo anclamos y emanamos hacia el lugar para acompañar el abrir su poro y ser lo que es, emanar al resto del planeta desde su Corazón Esmeralda, desde su frecuencia azul zafiro y se lo acompaña en conexión desde la frecuencia coral, cristal, tornasolada.

 

    Cada uno ancla y ofrece una parte de la existencia que ayuda a este poro de Gaia a abrir su propia esencia en pureza. Seguimos emanando luz brillante, poderosa, porque ahora somos más nosotros mismos. Han llegado parte de nosotros. Brillamos más. Este poro de la Tierra brilla más, emana más, se conecta más con Gaia. Este poro es importante porque nutre a toda la Tierra. Es el lugar de iniciación. Los tritones son sus custodios y no me permiten indicar dónde está -por ahora-, pero ahí estamos, emanando, recordando, porque, en nuestro corazón, sabemos dónde está. Se ancla la pareja sagrada en gozo, la unidad Divina. Emana y va a pulsando, bombeando, todas las frecuencias vinculadas a la luz de la pareja sagrada, a la unidad de la Hermandad, a bombear desde el corazón. Es el portal del corazón. Se expande y expande. En esta expansión, conecta toda la red del planeta. Empieza a anclar mientras el océano -el Atlántico y la conciencia de toda la masa de agua salada- nos acaricia y emana y mueve la energía por las costas primero de Europa: de Galicia; los acantilados de Irlanda, que va conectando con los códigos que acaban de emanarse, de desbloquearse, para que vaya recordando su propia esencia igual que quien vaya allí a partir de ahora; sur de Gran Bretaña, Glastonbury; costas de Francia; costas del norte de España… Y así el Atlántico se va moviendo, transmitiendo los códigos de luz, disipando las nieblas de Avalon, se van difuminando, y la energía anclada por las semillas de la Hermandad de la Rosa, en diferentes tiempos, empieza a asentarse, a recordarse. Y por la Tierra ha llegado por medio de este cristal, este nodo planetario se comunica con otros minerales, rocas, con otras piedras, especialmente, con los menhires, con los megalíticos, empezando por Europa y, desde ahí, va sintonizando todas las piedras en esa frecuencia. Estas piedras van anclando esta energía en la Tierra y van transmitiéndose de una a otra, en red, como antenas y por dentro de la tierra, por las montañas, por estos monumentos megalíticos, que se encienden en color azul y, sobre todo, verde esmeralda.

 

   Muchos seres de esas frecuentes están acompañando, recordando, sosteniendo. Estas frecuencias ya estaban en el planeta mucho antes, pues ya estaban aquí algunos seres que los traíamos con nosotros, guardándolos desde hace vidas. Otros se habían custodiado y otros habían quedado enterrados bajo sombras de registros, principalmente humanos, pero están irradiando y conectándolo todo como un sistema nervioso de luz, que se va emanando. No solamente en Europa, pero desde aquí se emana a la red, como la red eléctrica, a América y otros lugares de todo el planeta. Todo el planeta se está conectando, pero empieza en Europa, porque, aunque hay muchos registros humanos aquí, en realidad, ahí está el epicentro, el portal, emanando y conectando con todos los corazones de todos los continentes, con los corazones de cada territorio, de cada ser, de cada célula. Todo se conecta así, paso a paso. Estamos abriendo, estamos acompañando, igual que nosotros estamos abriendo nuestro corazón, sellando, anclando nuestro camino de apertura de corazón, de unidad, de gozo y toda esta energía se va sellando en nuestro campo con esa luz. Así se están difuminando y abriéndose, paso a paso, las nieblas de Avalon.

 

    El lugar, los seres y el círculo estamos agradecidos y los tritones nos comunican que ya es hora de volver. Las últimas personas que están en el cristal van sentándose en el círculo. Se va anclando y sellando esta información de luz. Un enorme poro, somos un enorme pilar,  portal que está facilitando la llegada a la Tierra de esta energía por medio de todo el grupo. Honramos el lugar y agradecemos que los tritones nos permitan estar aquí. Sentimos que los cetáceos están aún más juguetones y nos piden acompañarnos y algunos de nuestros niños estelares se montan para hacer el viaje de vuelta.  El círculo vuelve completo, pues nos desdoblamos. Sellamos el trabajo en el nodo. Posidón vuelve a golpear con su tridente y, en círculo, volvemos a la roca, entrada al portal. Nos honra y a cada uno nos da un mensaje, un nuevo sello, tras haber trabajado y recibido esta luz propia y emanación de Gaia. Nuestros corazones ríen con risas estelares de niños.

    << Que nuestros corazones pisen danzando y jugando por todo el sendero. Que anclemos este corazón de nuestros niños estelares, divertidos, juguetones, disfrutones y muy sabios; desde ahí es donde la unidad divina del masculino y femenino sagrados se da.  Recibimos a nuestros niños en el corazón, en un abrazo de amor, de reconocimiento, de gozo, de compromiso de viajar juntos, de jugar por todo el sendero de caminar de experiencia en la vida, de mirar con estos ojos brillantes de quien le encanta jugar y experimentar, que mira con pureza, con la pureza del corazón, ese corazón de luz, esa esfera brillante que conecta con la Fuente, que conecta con el corazón de la Tierra, que conecta con todos los corazones en conciencia de luz de todos los planos. Es nuestro niño estelar que nos acompaña a esa conexión en red, esa mirada brillante, pura, con ese masculino y femenino unidos en su versión de niño. La Unidad Divina desde el juego y el disfrute, desde la pureza y la ternura de cada uno de nuestros niños>>.

     El Atlántico -y la conciencia oceánica- no se agradece y nos recuerda que podemos convocarlo cuando sintamos. Nos agradece el guardia del lugar; así como todos los seres presentes que han trabajado, sostenido, por medio de nosotros. Sentimos el corazón del círculo bombeando; a nuestros niños estelares fusionados en nuestra interior; la conexión de ese corazón brillante, como una estrella conectada con todo, conectada: con los hermanos sagrados, con la Tierra, con este lugar santo. Honramos y cerramos el trabajo. Al volver cada uno a su lugar de anclaje para emanar allí y donde nos encontramos esa energía y códigos. Lo hacemos danzando; así anclamos el arriba y el abajo, y profundizamos en la Tierra hasta llegar al corazón de Gaia. Energía bombeándose hasta que vamos aquietando. Cerramos y sellamos el trabajo junto a los minerales, árboles y animales muy presentes, sintiendo un equipo de hermandad, de familia. Y, desde aquí, volvemos a la vida cotidiana, emanando esta frecuencia.

    Para terminar, desde el cielo de las Islas Canarias, nos regalan un corazón y un dragón, muy presentes en todo el trabajo, aunque les gusta trabajar en sutileza sin ser notado. Un profundo trabajo con Atlántida y Lemuria, así como nuestras polaridades masculinas y femeninas. Es hora de salir de las brumas y encarnar los dones. Es hora de gozar la vida y sentir su movimiento constante. Somos vida.

    Que nuestros corazones se abran y miren con los ojos juguetones de nuestros niños estelares.

 

                                                           Gracias, gracias, gracias.